martes, 18 de febrero de 2020

Reto: La Canción del pirata, de José de Espronceda

1º Leemos el poema con atención y descubriendo el significado de todas las palabras que no conozcamos:

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

«Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

2º Oímos el poema recitado, intentando descubrir y memorizar el ritmo de los versos y de las estrofas:






3º Cada uno/a de los/as capitanes/as de abordo, localizará a sus tripulantes y les explicará las reglas y los procedimientos para organizarse adecuadamente.
4º La profesora repartirá a los capitanes el poema completo y a los tripulantes las estrofas desordenadas. Cada jefe de grupo deberá ordenar a sus tripulantes, construyendo el poema completo en un tiempo máximo de un minuto.
5º  Comenzará ahora el tiempo dedicado a la memorización de la estrofa. Cuando la profesora haga sonar la campana, comienza el turno de cada grupo para recitar el poema. El turno para hacerlo será por sorteo previo. Las estrofas desordenadas serán retiradas para que no se puedan consultar. El capitán podrá ayudar a sus tripulantes si estos no recuerdan parte de la letra. Cada vez que ocurra esto, el grupo será penalizado con un punto de los diez iniciales con los que cuenta. Ganará aquel grupo que consiga hacerlo en menos tiempo y con menos ayuda por parte del capitán. La jueza de este reto será, lógicamente,  la profesora.
En caso de empate, ganará aquel grupo que haya recitado con más ritmo y arte.
6º El capitán empieza siempre con la primera estrofa. Todos los miembros del grupo recitarán a la vez el estribillo, por lo que deben estar pendientes del compañero que, en su turno, recita.